Una instalación eléctrica es el conjunto de circuitos eléctricos que tiene como objetivo dotar de energía eléctrica a edificios, instalaciones, lugares públicos, infraestructuras, etc. Incluye los equipos necesarios para asegurar su correcto funcionamiento y la conexión con los aparatos eléctricos correspondientes.
Las de alta y media tensión son instalaciones de gran potencia que suelen tener grandes pérdidas de energía por el calentamiento de los conductores. En ellas la diferencia de potencial máxima entre dos conductores es superior a 1000 voltios (1Kv). Y, principalmente, se usa para grandes instalaciones industriales.
Las instalaciones de baja tensión son las más comunes, se suelen utilizar a nivel doméstico y comercial. La diferencia de potencial máxima entre dos conductores es inferior a 1000 voltios (1 Kv) pero superior a 24 voltios.
Las instalaciones de muy baja tensión, son instalaciones poco empleadas debido a la diferencia máxima de potencial entre dos conductores, pues esta tiene que ser inferior a 24 voltios. Con este tipo de instalación no se pueden usar dispositivos con gran potencia ya que el circuito no podría soportarlo y se quemaría.
Un cortocircuito es uno de los fallos más comunes en las instalaciones eléctricas. Se trata de un fallo en un circuito eléctrico donde la corriente eléctrica toma un camino no deseado. Un cortocircuito se produce en múltiples ocasiones y, entre las más habituales destacamos cuando:
Cada uno de los circuitos de una instalación eléctrica está diseñado para soportar una intensidad de corriente diferente, es decir, existe un límite de corriente máxima que puede fluir definido por los dispositivos de protección como los interruptores TERMOMAGNETICOS.
Si por alguna razón la corriente supera ese límite, se produce una subida de tensión o sobrecarga. Las consecuencias de una sobrecarga pueden afectar a los dispositivos conectados o el propio circuito.